sábado, 15 de noviembre de 2014

¿EL MILAGRO A UNA PACIENTE?













LOS PODERES DE LA HIPNOSIS:
Mis queridos amigos y amigas, hablar de hipnosis, no deja a nadie insensible, todos quieren preguntar: ¿Qué pasa cuando me hipnotizas?. ¿Me quedaría dormido sin podre despertar?, ¿Que ocurre si si digo tonterías o cosas secretas mías?. ¿Me dejaras dominada a tu merced?.....y muchas preguntas similares.
  Luego está lo que algunos han visto en los teatros y películas sobre esa "hipnosis de espectáculo", que además de ser efectuada por un buen hipnólogo, está llena de trucos y por último, la mala prensa que le dan algunas religiones, cuando son sus acólitos los que le "comen el coco" a los que caen en sus redes, y que dicen que es una entrada para el demonio y no se cuantas paparruchas más.
  Mi realidad en mi consulta es la de que es una buena terapia, con la que más rápidamente o menos, se puede ayudar a las personas en muchas de sus dependencias, fobias, y limitaciones.
  Pero hoy quiero hablaros de lo que yo llamo HIPNOSIS ESPIRITUAL:
  Al igual que no es posible hacer que alguien hipnotizado haga algo en contra de sus principios, tampoco se puede hacer terapia espiritual con quien no tiene creencia alguna.
  Partiendo de esta realidad, voy a contaros como he curado a personas, que por su alegría me están terminado por dar fama de lo que no soy: Curandero, espiritista, o que tengo poder de hacer milagros.
  No me gusta tener fama de lo que no soy, aunque esa fama pudiera hacer que me vinieran muchas personas a buscarme para recibir la curación a sus males.
¿Qué por qué?: Vereis:
  1. No trabajo por dinero, ya que si fuera así no estaría cobrando mi vista tan barata que hasta me da vergüenza decirlo
  2. La curación tiene que ver con las creencias, ya que no muy verdad aquella frase de QUE LA FE MUEVE MONTAÑAS, y cuando ahora cuente una de las curaciones, comprenderéis lo que digo, ya que ha tenido que haber una gran fe en la paciente.

Vereis: Vamos a llamar a mi paciente Luisa. Llevaba más de cuatro años sin salir de su casa. Tenía mareos, y había perdido la fuerza en todo su cuerpo, por lo que se pasaba los días oculta en su domicilio, sin más futuro que ver pasar los días mientras que oraba y acudía a algún medico, que además de sacarle el dinero, no le hacía nada más.
  Acudió a mí, y le hice hipnosis, y desde ella, atendiendo a su personalidad y a su fe en sus creencias religiosas, le fuy motivando desde su fe de tal forma que se sintió "revivir", lo que no es anormal, ya que desde una buena hipnosis se puede ver lo que el hipnólogo quiera, siempre que el trance sea el adecuado. Le potencie el "punto divino" que todos tenemos
y que al ser estimulado por medios eléctricos , hace que el cristiano pueda ver a Jesús, el mahometano a Mahoma y el hinduista a Brahma (esto stá comprobado cientificamente).
Es tan así, que esta paciente se ha recuperado "milagrosamente": tiene una gran energía desde la primera visita, ya no se marea, ve la vida con más seguridad a pesar de que antes estaba llena de miedos, y está deseando que llegue el día de venir a la consulta por esa satisfaccion que ha sentido en su estado anímico y corporal.  

Por supuesto, la técnica empleada con ella, una mujer de gran creencia religiosa y fe, no val-

dría con otra de creencias total-

mente diferente. De ahí que no se debe actuar para curar una enfermedad, sino para curar al enfermo, ya que no hay enfermedad sino enfermo, y cada uno tiene su propio tratamiento.

Es por todo ello, que huyo de que me llamen curandero, brujo, vidente a algun nombre de los que en muchos caso no saben nada de medicina y si mucho se estafar a la pobre gente que van a ellos con sus enfermedades.

En este triángulo podéis ver como se unen la medicina Alopática (la oficial), con otras creencias, en las que van incluidos los sentimientos, emociones y creencias.

 Ya os hablaré en otro momento de otra paciente, que entro en mi consulta como una mujer amargada, deprimida, hundida, y cuando termino la hipnosis y todo lo que le hice, al verla su marido, solo pudo decir: ¿por qué no te queda a vivir aquí con Sebastián?. ¿Qué cosas me pasan, verdad?

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